Materia prima

Movidos por la emotividad, así es, emotividad, un malestar que no se aguanta, un hartazgo a la clase política y su “viveza” evidente al…

Materia prima

Movidos por la emotividad, así es, emotividad, un malestar que no se aguanta, un hartazgo a la clase política y su “viveza” evidente al hacer reformas para su beneficio, fue que muchos guatemaltecos expresaron su sentir el 14 y 15 de septiembre, algunos en forma pacífica, otros incitadores, lamentablemente con violencia.

El problema de hacer las cosas de forma emotiva es que con los sentimientos se nubla la vista, no recuerdo dónde fue que escuché la frase de que los humanos cometemos la mayoría de errores porque cuando tenemos que sentir, pensamos; y cuando tenemos que pensar, sentimos. Hoy en día muchos son los que piden a gritos la renuncia de medio mundo, en algunos casos justificada, en otras no tanto, pero por mucho que querramos que renuncien o no, lo que todo mundo olvida es a quién se piensa poner de remplazo, nos pasó en el 2015 cuando nos metieron gol con Maldonado quien de primas a primeras empezó a aprobar cuanto contrato fuera necesario.

Hoy me compartieron un audio al cual le encontré la transcripción en texto y a su autor, el colombiando Aster León. De forma muy abusiva me tomé la molestia de “tropicalizar” para que encaje a lo que sucede en este país, acá a continuación el audio y el texto:

Se necesita materia prima para construir un país. Decimos que Berger no sirvió, lo mismo Colom, Otto, Maldonado, ahora decimos que Jimmy no sirve y el que venga después tampoco servirá. Sospecho que el problema no está en Colom, ni en Otto, ni en Maldonado ni en Jimmy, el problema está en nosotros como pueblo, como materia prima de la sociedad. Pertenezco a un país donde la viveza criolla es moneda más valorada que el dólar, en donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia basada en valores y respeto a los demás, un país donde los periódicos jamás se podrán vender como en otros países, es decir poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga un periódico y saca un solo periódico dejando los demás donde están.

Pertenezco al país donde las empresas privadas son papelerías particulares de empleados deshonestos que se llevan a escondidas para su casa hojas de papel, lapiceros, bolígrafos, lápices y todo lo que pueda ser apto para la tarea de sus hijos, entre otras cosas.

Un país donde la gente se siente viva si le vuela el cable o el wifi al vecino, donde la gente inventa su declaración de impuestos para pagar menos, donde la impuntualidad es un hábito, donde los directivos de las empresas no generan capital humano, donde no hay interés por la ecología, donde las personas tiran basura a las calles y luego reclaman a gritos porque no se le da mantenimiento a los desagues.

Un país donde no existe la cultura por la lectura y el cuestionamiento de las ideas y no hay conciencia ni memoria política, ni histórica ni económica, donde nuestros congresistas trabajan pocos días al año y cobran todos los demás como altos ejecutivos para aprobar una reforma fiscal de urgencia que lo único que hace es hundir al que no tiene, fregar al que tiene poco y beneficiar a unos cuantos. Un país donde las licencias de conducir, los certificados médicos se compran sin hacerse ningún examen, donde si sube al bus una persona de edad o una mujer embarazada con un niño en brazos o un minusválido, quien viene sentado cómodamente se hace el dormido para no ceder el puesto; un país donde la solidaridad no existe, nadie comparte nada con nadie; un país donde la prioridad es para el automóvil y no para el peatón, donde la gente está llena de faltas pero disfruta criticando a sus gobernantes. Mientras mas le digo rata a Otto o a Colom, mejor soy como persona, a pesar de que apenas ayer me consiguieron las preguntas de un examen o un certificado ilícito para evadir algo. Mientras mas le digo autócrata a Maldonado o judas a Jimmy soy mejor guatemalteco, a pesar de que apenas esta mañana boté a un cliente a través de un pequeño fraude que me ayudó a pagar algunas deudas.

No, no, ya basta, ya no mas, como materia prima de un país tenemos varias cosas buenas, pero nos falta mucho para ser los hombre y mujeres que Guatemala necesita; esa viveza criolla congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que crece hasta convertirse en casos de escándalo, esa falta de calidad humana, mas que Portillo, Berger, Colom, Otto, Maldonado, Jimmy, es lo que nos tiene real y francamente mal, porque estos señores no han sido ni mas ni menos que nuestros presidentes, elegidos por nosotros, nacidos aquí y no en otra parte del mundo, lo siento, porque aunque Jimmy renunciara hoy mismo, el próximo que lo suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que como pueblo somos nosotros mismos y no podrá hacer nada. No tengo ninguna garantía de que alguien lo pueda hacer mejor, pero mientras nadie señale un camino orientado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá, no sirvió Berger, ni Colom, ni Otto, ni Maldonado, no sirve Jimmy ni servirá el que venga, o que, ¿Es que necesitamos un dictador, para que nos haga cumplir la ley por la fuerza y por medio del terror? Y mientras esa otra cosa no empiece a surgir, desde abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo o del centro para los lados o como quieran, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados, igualmente fregados.

Es muy sabroso ser guatemalteco, pero cuando ese chapinísmo autóctono empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como nación, ahí la cosa cambia. No encendamos una velita a los santos a ver si nos mandan un Mesías, nosotros tenemos que cambiar, un nuevo presidente con los mismos guatemalteco no podrá hacer absolutamente nada. Está muy claro, somos nosotros los que tenemos que cambiar, creo que esto encaja muy bien en todo lo que nos pasa, disculpamos la mediocridad mediante programas de televisión nefastos y tolerantes con el fracaso, porque esa es una industria de la disculpa y la estupidez. Después de este mensaje he decidido buscar al responsable, no para castigarlo sino para exigirle, si exigirle, que mejore su comportamiento y que no se haga el que no oye, el que no entiende, si, he decidido buscar al responsable, estoy seguro que lo encontraré cuando me asome al espejo. ¡Ahí está! ¡En el espejo! Ese es el único responsable, no necesito buscarlo en otro lado y ¿tú que piensas?