El periodismo guatemalteco según un cable filtrado

Personalmente encuentro decepcionante la calidad periodística de la mayoría de medios locales, notas con la historia pésimamente contada…

El periodismo guatemalteco según un cable filtrado

Personalmente encuentro decepcionante la calidad periodística de la mayoría de medios locales, notas con la historia pésimamente contada, omisión de nombres, fechas, datos concretos, especulaciones como hechos, segos, investigación pobre, falta de criterio, omisión de las opiniones de las partes afectadas, omisión de noticias completas (como la declaración de Monzón en relación a Dionisio Gutierrez) etc. Para colmo de males, hace ya casi un año, cuando decidí participar compartiendo algunas notas y vídeos, pude darme cuenta que los medios son sumamente celosos de su trabajo y no reparan en difamar y calumniar a cualquiera que atente con la forma en la que publican sus noticias, las que casi siempre distorsionan la realidad y los hechos.

Es aún más alarmante ver a personas como Victor Estuardo Garcia Aguilar que han participado de acoso a mujeres en manifestaciones aparecer como columnistas en medios como Soy502 y a manifestantes conflictivos como Byron Estuardo Garoz Herrarte aparecer como reportero de Radio Urbana, un medio de Lesbia Isabel Juarez Quevedo, la contratista del estado que en 2011 y 2012 recibió más de Q190,000.00 según Guatecompras, según varias personas especulan (presunción señores, presunción) muchos activistas se hacen periodistas para tener un blindaje legal, algo que se hace evidente con Garoz y García.

También es preocupante las especulaciones (presunción de nuevo) de que muchos reporteros tienen una doble y hasta triple vida, siendo su trabajo como reporteros y aún periodistas y editores, realmente pagado por otros entes que pasan desde el gobierno, comunidad internacional, servicios de inteligencia y aún el crimen organizado y el narco, razón por la cual siempre que un periodista que no conozco se me acerca, le pido su identificación, aún cuando se molestan y publican notas falsas de mi solicitud y aún cuando el corrupto del actual PDH Augusto Jordán Rodas Andrade amenace con hacer denuncias de oficio.

Gracias a un cable filtrado por WikiLeaks podemos apreciar la perspectiva del entonces embajador de EEUU en Guatemala John R. Hamilton en relación al periodismo en Guatemala, el cable titulado “Extra, Extra, una carta desde Guatemala: Las mejores noticias que el dinero puede comprar” no contiene un destinatario, pero sí la fecha en la que se emitió, 7 de febrero de 2005, acá una traducción del mismo:

Extra, Extra, una carta desde Guatemala: Las mejores noticias que el dinero puede comprar

Lástima por los pobres reporteros en Guatemala, arrasada en un frenecí de odio hacia el anterior gobierno de Portillo, ahora tienen un año para ajustarse a la administración más limpia del presidente Berger, sin ningún enemigo evidente, los editoriales han tenido problema para mantener su posición antagónica, y en lo más bajo del espectro periodístico, las cosas están peor que nunca, los sueldos son bajos, las rivalidades en las salas de noticias afectan asignaturas, y la falta de profesionalismo hace ver periódicos llenos de errores vergonzosos, omisiones y una pobre redacción, a pesar de ello, la amenaza de violencia por parte del gobierno a los reporteros ha desaparecido. Verse involucrado en un linchamiento rural todavía sigue siendo una amenaza. Este cable, una edición extra y quinta en una serie de “Cartas de Guatemala” ilustra el actual estado de informes.

¿Demasiadas quejas?

Prensa Libre, Al día y un número de estaciones radiales cubren la historia del 2 de febrero en que a manos llenas el sindicato de transportistas intentó sobornar a un grupo de periodistas en una conferencia de prensa en la que ofrecían mostrar todas las irregularidades. Los sindicalistas pasaron la “Fafa” (Sobres con dinero en efectivo). Los artículos y cortos de audio contenían muchísimas citas de indignación de gente como el editor y presidente de la asociación de prensa interamericana, Gonazlo Marroquín y de periodistas de prestigio donde hablaban de lo vergonzoso de intentar comprar a los reporteros. Tal vez la historia ilustra que tan lejos los medios guatemaltecos han llegado, pero de nuevo, el espacio volumen dado a la noticia sugiere que la combinación entre sobornos y periodismo en Guatemala no es poco común.

La palabra “Fafa” una degeneración del inglés “Half and half” o “mitad y mitad” se refiere a la práctica de dividir propinas, comisiones y sobornos entre los reporteros y sus editores, a un reportero sobornable se le llama “fafero”, y uno puede ser “fafeado”, los desafortunados sindicalistas del transporte sólo seguían una práctica en algún momento considerada normal, y una que ciertamente, sigue practicándose. De hecho, nosotros a menudo escuchamos de la simbólica relación entre bomberos y fotógrafos, los bomberos quienes generalmente infunden más confianza que la policía nacional, llamarán a los fotógrafos cuando atienden un accidente o escena de crimen, ellos también son conocidos (de nuevo, por un monto) por levantar el manto con el que cubren un cadáver para que así los fotógrafos puedan realizar una fotografía grotesca, su presunta disposición a modificar escenas del crimen con fines periodísticos produjo múltiples quejas entre unidades de investigación policiaca.

El ex presidente Álvaro Arzú puso oficialmente, un fin a la práctica del gobierno de subsidiar a los periodistas y publicó los nombres de los que habían aceptado sobornos, en general, esta acción del gobierno obligó al sector privado y a los medios de comunicación a enmendar sus prácticas, al menos por un tiempo, la frase cuidadosamente redactada de Marroquín, que calificó de “vergonzosa la actitud de los líderes sindicales”, fue digna de mención ya que no condenó la práctica como tal ni advirtió a los periodistas que no participen de ello, uno podría haber esperado que Marroquín, seguramente en su posición como presidente de la asociación de prensa interamericana, aprovechará la oportunidad de usar su púlpito intimidatorio con más ferocidad.

La “Fafa” también se usa para acabar con una noticia, o si el sujeto de una nota no desea que salga su nombre impreso, una buena “fafa” es la forma más simple de acabar el tema, no todos los reporteros aceptan “fafa”, como la conferencia de prensa del sindicato de transportistas confirmó. Pero no todos los editores se les dan bajos presupuestos para sala de redacción, salarios bajos y la alta rotación, existe bastante espacio entre reporteros especialistas, jefes de redacción, redactores y redactores de titulares, un reportero posiblemente nunca sabe si su nota es modificada por editor para que sea más fácil de leer, para que encaje mejor o porque alguien le paga a uno de sus editores. Las “fafas” también pueden influenciar titulares, en qué lugar se ponga la noticia o el tamaño de la noticia. La práctica complica el trabajo de relacionistas públicos, quienes no pueden saber si sus notas no fueron publicadas porque no era relevante, porque no pagaron lo suficiente, o porque le pagaron a la persona equivocada.

Uno pudiera acudir a una organización de profesionales para detener este tipo de prácticas, sin embargo, Guatemala no tiene un sistema de acreditación o colegiado para periodistas como ocurre en cualquier otro lugar, mientras que los periodistas estadounidenses posiblemente vean la usencia del colegiado como una cosa positiva, su ausencia aquí se siente, en el lado positivo, no hay restricciones para ser periodista, cualquiera puede serlo. Esto también significa que no hay estándares profesionales, membresía, cobros, multas o auto-regulación, uno trabaja para un contratista y llena los requisitos y estándares de una organización noticiosa, punto. En Guatemala los reporteros tienen la tendencia a ser jóvenes, pobremente educados, mal pagados, y están a la merced de los editores y sus agendas personales, la única organización profesional de periodismo es la Asociación de Periodistas de Guatemala, la Cámara de Periodistas en Guatemala y la Cámara de Radio Difusión de Guatemala que están comprendidas por periodistas retirados, jóvenes o marginados.

¿CAFTA? ¿Qué CAFTA?

Mientras tanto, nos sorprendió que el principal diario de negocios, Siglo XXI no cubriera la iniciativa de ley del CAFTA. 1 debido a “un error periodístico” se perdieron la historia, a pesar de la alta visibilidad de la iniciativa de ley, esto equivaldría a que el Wall Street Journal se pierda una audiencia pública de la Reserva Federal, aún más revelador fue que su periodista dedicado al Congreso no pudo llamar ni documentar nada. Evidentemente, la comunicación entre los periodistas, entre reporteros y editores, y entre la administración de medios, no está bien.

Esta no es la primera vez que notamos problemas en Siglo XXI, recientemente enviamos a un joven reportero de la sección de economía a un recorrido por un centro de prensa extranjera para entrevistar a líderes industriales de EEUU acerca del CAFTA, su editor publicó solo una de las historias que este presentó, prefiriendo el trabajo de otro reportero local, nuestras inquietudes sobre el por qué un periódico sin una oficina EEUU desperdiciaría el periodismo estadounidense prefiriendo el de uno de sus propios empleados, llevó a explicaciones complicadas mostrando rivalidades profesionales, falta de comunicación, y mala administración en general, un hecho confirmado por lo desastroso del tema del CAFTA.

Su rival local, Prensa Libre, tampoco abordó mejor el tema del CAFTA, una historia acerca del desarrollo de una controversia relacionada a una ley para protección de datos y drogas genéricas a finales de diciembre divulgaron información equivocada afirmando que la USG retendría fondos de antinarcóticos y bloquearía un acuerdo existente entre el IMF si la legistlación se mantiene, PAS rápidamente llamó al reportero para señalarle este error, mientras tanto, tanto el editor como el columnista de izquierda, decidieron convertir esos “hechos” en la pieza central de su trabajo en las páginas de opinión del día siguiente, sin importar que tan amenudo hablamos con varios de los reporteros y editores, nunca vimos las correcciones, y estos “hechos” erróneos seguían “cólándose” dentro de los reportajes.

Seguridad a Reporteros

Vigilamos de cerca la libertad de movimiento de los periodistas y estamos atentos a la más mínima señal de intimidación gubernamental u otros peligros para los reporteros en el trabajo. irónicamente, el único peligro reciente surgió de una controversia en curso sobre la política afirmativa del gobierno hacia la minería, en la que un reportero estadounidense y residente de Guatemala tuvo un episodio aterrador.

La compañía minera Glamis transportó un enorme cilindro de acero de 17 toneladas por tierra y terminó convirtiéndose en un símbolo de malestar a principios de enero en una ciudad cercana a Sololá, el avance del cilindro hacia su destino en San Marcos fue detenido por una pasarela muy baja, construida y pagada por sus residentes. El cilindro pasó varado durante varias semanas en un trailer al que se le desinflaron las llantas y se convirtió en un imán para la oposición a la minería en general.

El reportero estadounidense Carlisle Johnson, presentador del show radial en inglés “Good Morning Guatemala” (Buenos días Guatemala) decidió cubrir esta situación el 7 de enero, Johnson logró pasar entre dos grupos de policía antidisturbios y un gran número de manifestantes indígenas, Johnson se identificó como un reportero al comandante de la PNC, llamó a la estación Emisoras Unidas (que pone al aire su show diario) puso a redacción en contacto directo con el jefe de la policía y decidió irse.

En ese momento se encontraba rodeado por una multitud de gente manifestantes indígenas, liderados por el alcalde de Sololá, quien empezó a pedirle a la policía su retiro, Johnson entrevistó al alcalde, mientras esperaba que la policía contactara a las oficinas centrales para recibir instrucciones, Johnson decidió alejarse de los manifestantes para entrevistar a otros miembros del grupo, incluyendo a hombres que llevaban bastones indicando que eran alcaldes de otros pueblos cercanos, luego de que se hiciera evidente que no hablaban español (idioma el cual Johnson habla de forma fluida) decidió llamar a alguien y para haceres saber en dónde se encontraba, el habló inglés.

El grupo asumió que él estaba hablando inglés para pedir refuerzos policiacos de forma discreta y se enfurecieron, algunos detrás de él dijeron “quememos al gringo”, y otro dijo “tengo gasolina”, Johnson insistió en que fuera llevado con el alcalde de Sololá, al llegar ahí, él le dijo que él estaba a cargo de su seguridad, el alcalde sabía que él era un periodista legítimo y que la muchedumbre había amenazado de lincharlo, le preguntó al alcalde qué titular deseaba: Su gente linchó a un gringo o donde pacíficamente se opusieron a la minería, el alcalde habló con a la multitud en Kaqchikel, los hombres se despidieron, llevaron a Johnson a su vehículo y lo dejaron ir sin lastimarlo.

Bajo cualquier estándar, Guatemala disfruta de una prensa libre y robusta que no necara ningún acoso discernible por parte del gobierno, sin embargo, hay verdaderos impedimentos en los avances dentro de la profesión, el más serio es la corrupción dentro del mismo, mala administración e incompetencia, y tal vez la amenaza más grande para todos los reporteros, tanto guatemaltecos como extranjeros, sigue siendo la ignorancia de su gente en las áreas rurales quienes se ven agitados por aquellos que son presas en su miedo a extranjeros, como dejó en evidencia la experiencia de Johnson.

Hamilton.