Folklore guatemalteco

Con poco más de tres años de compartir en un pequeño canal de YouTube mi perspectiva de algunos temas políticos, he tenido el gusto de…

Folklore guatemalteco

Con poco más de tres años de compartir en un pequeño canal de YouTube mi perspectiva de algunos temas políticos, he tenido el gusto de conocer muchísimas personas y de vivir muchas experiencias, tanto buenas como malas, de estas, comparto algunas observaciones que veo son parte de nuestro folklore.

  • A cada rato dicen “faltan liderazgos”, sin embargo, considero que no es el caso, al contrario, abundan los liderazgos, lo que falta son consensos y cohesión, acá todos quieren decir qué es lo que hay que hacer, pero pocos son los que se ponen a hacer, y eso sí, jamás hacer lo que otros quieren porque obviamente, ellos no son tan brillantes como uno.
  • Nadie tiene espejo, porque a cada tanto escucho la frase “esos son corruptos” salir de la boca de un corrupto, “esos son politiqueros” salir de la boca de un político, “esos son tontos” salir de la boca de un tonto, etc. y es que en el imaginario chapín, todos son lo peor, menos uno, el congestionamiento vehicular es culpa de todos, menos del que siendo parte del mismo, se queja. La corrupción es culpa de todos menos de ese que cuando es detenido por una patrulla por manejar bajo los efectos del alcohol, luego de seguir tomando pasada la hora de la ley seca porque puesn, ya “hizo trampa” para poder manejar, entonces, “pistea” al poli, pero “malditos los corruptos del gobierno”, que no son ni más ni menos, un reflejo de la sociedad. La mayoría carece de un poquito de introspectiva.
  • Parte esencial del folklore guatemalteco es ese del rastrillo que sólo jala y jala, acá todos quieren ser escuchados, pero nadie quiere escuchar, todos quieren que les den el micrófono, pero nadie quiere cederlo, similar al congestionamiento vehicular, todos quieren pasar, pero nadie quiere dar paso, y por eso es que al final, nadie sobresale.
  • Una característica singular del folklore guatemalteco es esa nefasta combinación de inseguridad con falta de valores, aquí a la gente no se le juzga por su carácter, por sus valores y legítimos logros, acá se les juzga por el color de piel, por el modelo del carro, el reloj, la casa, la localidad de la casa, las fincas y negocios, pero sobre todo, por ser vivo, porque corruptos esos que los agarran, al que no lo agarran, ese es ejemplo a seguir porque es vivo, es cabrón, es un zorro. Esa crisis de seguridad hace que muchos aún sabiendo que están saliéndose de lo legal y éticamente correcto, se avienten a hacer cualquier cosa, porque cómo va a ser que no tenga ese último teléfono, ese último carro, esa casita, esa finquita, etc. “hace lo tuyo mijo, ponete vivo” el típico refrán, porque el resto no importa, lo que importa es sólo la nariz de uno, tener lo más lujoso y reciente porque así se juzga a la gente, no por sus convicciones, no por sus logros, sino por lo que poseen, y aquellos que no poseen nada, pues les toca envalentonarse con alguna sustancia, legal o ilegal, porque ¿De qué otra cosa se puede presumir? “me puedo zampar dos pulmones” dicen esos valientes inseguros que sin alcohol no le pueden hablar a ninguna mujer, “Le sacamos plata a esos mulas” dicen aquellas que sólo buscan quien las mantenga bien acomodadas para poder presumir productos de consumo para así no sentirse inútiles en la sociedad.
  • Por supuesto que parte fundamental del folklore guatemalteco es esa ingrata maña de querer imponer la voluntad de uno a otro, religiosa, ideológica, política, y hasta de gustos, porque puesn, todos tontos menos uno, el chairo es el iluminado que quiere imponer su utópica visión del mundo a todo el país, el facho es el ungido que por mandato divino tiene que imponerle a todos sus valores, ¿Y la libertad? Ah, esa no importa, lo que importa es que todos se uniformen con lo que yo pienso y creo, aunque no lo piense mucho y medio lo crea, evidente en mi forma de actuar ¿Acaso no? Se supone que muchos creen en el “vive y deja vivir”, pero realmente, nadie lo practica.

Decía un estatista guatemalteco que es difícil gobernar una nación de naciones, cada municipio y departamento piensa diferente, cada uno quiere hacer las cosas a su medida, y nadie quiere que le digan cómo hacerlas, ni de chiste llegar a un consenso de reglas o al menos, de respeto hacia los demás, y en algo tienen razón los chairos, esto es un problema cultural que venimos arrastrando desde la colonia, estigmas y paradigmas absurdos y obsoletos que se viven heredando de generación en generación.

Ayer nos quejábamos de los corruptos, hoy nos quejamos de los políticos y el evidente fraude, pero cabe preguntar ¿Dónde están esos guatemaltecos honestos, honrados, preparados, valientes, independientes, solventes e incorruptibles que estén dispuestos a tomar las riendas del país para preservar la paz y la libertad de todos sin imposición de ningún extremo ideológico? Si los conoce, preséntemelos, porque de ellos debería depender la dirección de este país.

Me encantaría escribir más al respecto, pero estoy increíblemente cansado, física, mental y moralmente.