The Terminator was terminated

Soy de la generación que vio con asombro la película “Terminator 2: Judgment Day (1991)”, un film revolucionario para su época, si bien no…

The Terminator was terminated

Soy de la generación que vio con asombro la película “Terminator 2: Judgment Day (1991)”, un film revolucionario para su época, si bien no tuvo el primer personaje de cuerpo entero en 3D, sí fue el primero basado en tecnologías de “escaneo” o “motion tracking” que iniciaron una revolución en la industria cinematográfica, uno que combinó perfectamente efectos visuales generados digitalmente con efectos prácticos de gran envergadura, un film que además de tener grandes avances técnicos, contenía una historia interesante, acción, suspenso, momentos inesperados, secuencias de un cataclismo nuclear, un paquete completo y sin duda alguna, una de mis películas favoritas al día de hoy.

“Terminator 2: Judgment Day (1991)” fue la secuela de “The Terminator (1984)”, y es de esas raras veces que una secuela es millones de veces mejor que la original, de hecho, la original creó el famoso “plot-twist” en la segunda, cuando inesperadamente vemos que el Terminator resultó ser no el villano, sino el héroe de la historia. Linda Hamilton en su papel de Sarah Connor evolucionó de ser una simple mesera de un restaurante común y corriente a ser la primera guerrera de un conflicto entre hombre y máquina, mostrándonos como evoluciona su personaje al paso de los años.

Las primeras dos películas proveían una mirada a un futuro obscuro, un mundo de guerra y lucha por la libertad de la humanidad contra la fría lógica de máquinas que tenían como único fin, erradicar a la raza humana. En ese futuro, el líder de la resistencia sería John Connor, un guerrero que no se daría por vencido hasta ganar la batalla. En la segunda película vemos a este líder en su infancia, una persona rebelde, en contra del sistema, en contra del mismo destino que le tocaría afrontar, y eventualmente, lo vemos crecer y comprender el impacto que tendrá en el futuro, lo vemos creando una relación con la misma máquina que tendrá que erradicar en el futuro, lo vemos reflexionar.

En “Terminator 2: Judgment Day (1991)” Sarah Connor destruye lo que sería Skynet, y dejando a un lado la paradoja del abuelo creada tanto en la relación entre Kyle Reese y Sarah Connor quienes engendran a John Connor, o la ingeniería inversa del “chip” del primer Terminator que marca los inicios fundamentales de Skynet, con la destrucción de toda tecnología futurística, Skynet deja de ser una amenaza, y se cierra el círculo de toda posible narrativa en torno a la historia… supuestamente.

Sin embargo, en 2003, doce años después de “Terminator 2: Judgment Day (1991)” aparece en los cines “Terminator 3: Rise of the Machines (2003)”, donde de nuevo Arnold Schwarzenegger (bendito Google que nos ayuda a saber cómo escribir su nombre) interpreta al Terminator, pero esta vez, no como el T-800 sino como el T-850… ¿Diferencias? Bueno, que ahora tiene una batería nuclear extra, algo bastante útil para los guionistas que necesitaban un explosivo al final de la película. En “Terminator 3: Rise of the Machines (2003)” nos enteramos que Sarah Connor ha fallecido, que John Connor no tiene carácter, y nos presentan a Kate Brewster (interpretada por Claire Danes) como la futura esposa del líder de la resistencia, por quien mandan al Terminator al pasado (o presente) a cuidar, ahí mismo John Connor pasa a segundo plano. Al final de la película, destruyen la línea narrativa de la película anterior afirmando que el “día del juicio” es inevitable, ¿Se recuerdan cuando Sarah Connor dijo que no había destino? Al parecer, los guionistas no se recordaron, y para colmo, agregaron pésimos momentos “cómicos” que más que comedia, parecían una parodia de sí mismos.

“Terminator 3: Rise of the Machines (2003)” fue una película que en mis ingenuos 22 años de edad, me había emocionado mucho ir a ver, y de la cual salí con mucha decepción, nunca me hubiera imaginado lo que estaba por venir.

Seis años después aparece en las salas de cines “Terminator Salvation (2009)”, esta vez ya no en el pasado (presente) sino en la“inevitable” guerra del futuro, donde finalmente vemos a John Connor interpretado por Christian Bale aka Batman, luchando contra las máquinas, sin embargo, nunca apreciamos una guerra frontal como las de los “flashbacks” de las primeras dos películas, ni tan siquiera con el mismo look, y es que parece ser que la moda le ganó a la narrativa en Hollywood, donde la paleta de colores en films de ciencia ficción pasaron de ser coloridos a ser desaturados, grises y poco iluminados. A pesar de no incluir a Arnold Schwarzenegger en la película, se aprecia brevemente a un “doble digital” del actor como representación del famoso T-800, luego sólo el esqueleto metálico.

“Terminator Salvation (2009)” más que una sequela, es una crónica del futuro, no agrega ni quita a las versiones anteriores y respeta el legado de la franquicia a pesar de una que otra libertad creativa en el guión.

Seis años después tenemos en las salas de cines “Terminator Genisys (2015)”, ni por dónde empezar, esta película marca el principio del fin de la saga, los guionistas se lucen a la hora de abusar de los viajes en el tiempo, crean lagunas de continuidad, destruyen por completo la historia de las primeras tres películas, castran por completo el personaje de Kyle Reese porque puesn, ahora la diminuta Sarah Connor interpretada por Emilia Clarke está empoderada (quién iba a decir que 1.57mts son más temibles que 1.68mts)

Sarah Connor no necesita de ningún hombre, menos de Kyle Reese, ella y sus 1.57mts pueden solos, bueno, y la ayuda del T-800 obviamente, otro personaje que para conveniencia de los guionistas y de los años que no perdonan a nadie, “tiene piel que envejece como los humanos”, ah, y piezas que con los años “se vuelven viejas pero no obsoletas”… aunque en “Terminator 2: Judgment Day (1991)” el T-800 dijera que en comparación al T-1000 era un modelo obsoleto… ¿Será que los guionistas leen o siquiera ven las películas previas antes de empezar a escribir?

Y por supuesto, cómo se va a permitir que quede impune la “masculinidad tóxica” en pleno 2015, razón por la que “Terminator Genisys (2015)” convierte al líder de la resistencia, al personaje más relevante de las primeras tres películas en el villano, y así es como John Connor interpretado por Jason Clarke es convertido en el enemigo.

De aquí en adelante vienen spoilers en relación a Terminator: Dark Fate (2019)

En 2015 las salas de cines nos traen “Terminator: Dark Fate (2019)”, y con la experiencia de películas anteriores, opté por ver reviews con todo y spoilers para así evitarme gastos y disgustos. De por sí los trailers no pintaban nada bien, y literalmente a falta de algo mejor que hacer para pasar el tiempo, a pesar de los malos augurios de una docena de reviews, fui a las salas de cine a ver cómo Hollywood termina de destruir una de las películas que marcó la infancia y adolescencia de millones de personas.

En sí no es que la película sea mala, como cinematografía, es buena, como efectos especiales, muy buenos, como tecnología para “reducir la edad”, impresionante, es la ingrata historia la que es un insulto a todo aquel que conozca la trayectoria de cada personaje, es un insulto al legado de varias películas anteriores, una escupida en la cara a todos los que apreciamos como se desarrollaron los hechos en torno a las primeras dos películas, tanto hacerle porras a Sarah Connor y Kyle Reese en su victoria contra el T-800, tanta pelea para que John Connor sobreviviera en Judgment Day sólo para que en los primeros minutos de esta última película, en un abrir y cerrar de ojos, fuera brutalmente asesinado por el T-800 sin ninguna lucha o historia.

“Terminator: Dark Fate (2019)” es una burla a todos los que a pesar de lo malas que fueron las secuelas, fuimos a las salas de cine y pagamos por ver sus historias, sólo para que luego se fumaran un porro y dijeran “no, esas historias no cuentan, esta es la verdadera continuación”.

Y es que ahí está el asunto, esta película no se trata contar algo que hacía falta contar, ya todo estaba concluido desde la segunda película, no se trata de enderezar el curso de la historia arruinado en Genisys, no se trata de construir o rectificar, sino de propagandizar una ingrata agenda política e ideológica, y la única forma que encuentran para esto es secuestrando los éxitos del pasado para meterles todo el mensaje político ideológico posible y hacer que nos atragantemos en un festín de nostalgia vacía.

Como bien dijo un crítico al respecto, el REV-9 pudo usar el dron con el que encontró a toda “la pandilla” previo a cruzar la frontera para liquidarlos en ese mismo instante, pero esperó a que fueran detenidos y procesados por migración porque puesn… ¿De qué otra forma se daría un mensaje de “fronteras abiertas” y de “la patrulla fronteriza es mala”?

Los guionistas no se conformaron con asesinar a John Connor como ofrenda de sacrificio al matriarcado, tenían que poner no una, no dos, sino tres mujeres empoderadas, que digo empoderadas, empoderadísimas, la ahora amargada Sarah Connor, la andogena Grace y por supuesto, la latina Dani Ramos porque puesn, el futuro del mundo depende de la migración ilegal y de migrantes mexicanos… ¡Que se acaben las fronteras que ponen en peligro el futuro de la resitencia contra Skynet!… ah no, ahora no es Skynet, ahora es Legion…

Así es, resulta ser que en efecto, Sarah Connor detuvo a Skynet, pero igualmente apareció otra inteligencia artificial que también declaró guerra contra la humanidad y también mandó “máquinas con forma humana” al pasado para evitar que existieran los líderes de la resistencia… como en todas las películas anteriores… ¿Se recuerdan de “no hay destino”? Guionistas huevones.

Y si creían que el santo sacrificio de John Connor dado al matriarcado había sido suficiente, están equivocados, en esta película también castran al temible T-800 quien al no tener propósito, en vez de autodestruirse como hizo en la segunda película, decidió hacerse más humano, tener una familia, dedicarse a hacer diferentes trabajos y a enviarle mensajes de texto a Sarah Connor, así de estúpida es la historia, un insulto para aquellos que pudimos ver la versión extendida de Judgment Day donde ajustan el chip del T-800 para que pueda aprender a ser más humano… ¿Quién le ajustó el chip al T-800 en esta película? ¿En qué momento la famosa “máquina asesina perfecta, sin sentimientos ni remordimientos” le nace una consciencia?

Esta última película por propagandizar una agenda política e ideológica, destruye todo el legado de la franquicia, y para colmo, deja más de una docena de preguntas sin respuesta… Si Skynet nunca existió ¿Por qué aparecen más T-800? ¿Cómo es que el T-800 sabe dónde aparecerán nuevos… Terminators que no son Terminators porque no son de Skynet? ¿Por qué si lo que el T-800 sabe es dónde van a aparecer es que envía a Sarah Connor a la autopista? ¿Quién es el militar amigo de Sarah Connor y por qué le tiene la confianza de darle armas militares? ¿Por qué si la patrulla fronteriza ve a Sarah Connor como uno de los más buscados es que el ejército de EEUU la deja llevarse UN AVIÓN DEL EJÉRCITO DE EEUU sin ninguna consecuencia?

Pudiera seguir escribiendo todas las inconsitencias y “plot holes” por horas, pero sencillamente, no vale la pena, “Terminator: Dark Fate (2019)” no es una secuela, no es una película de acción y ciencia ficción, es agenda política disfrazada de una película de Terminator, una película que terminó con el Terminator, ya dejen descansar y retirarse tranquilamente a Schwarzenegger, que quede en nosotros la memoria de lo que fue en sus días de gloria y no lo que es ahora en sus días de desgracia, no lo digo por la edad, lo digo por que por dinero, aceptó destruir el personaje que lo lanzó a la fama mundial, el Terminator ha sido terminado.