Polo, por qué no se hace…

Hace 26 años que tuve contacto con mi primera computadora, una Cyrix 486 de 80 MHz con apenas 4MiB de RAM, un disco de 500MB y un kit multimedia marca MediaVision, escuchar CDs por primera vez, instalar Mortal Kombat con tres diskettes y esperar la lenta copia de los archivos mientras se encendían y apagaban las luces del CPU, programar en Fox PRO, arrancar Windows 3.1, hacer una carta en WordPerfect y cálculos en Quattro Pro, vender mi TV y VHS para comprarle 4MiB de RAM más y así poder correr Mortal Kombat 3, ir comprando más partes para ir actualizando el equipo e instalar Windows 95, CorelDRAW, instalarle un modem USRobotics de 28,8 kilobaudios para intentar conectarme al internet y descargar la colección de Midis de Metallica, y mandarme un fax de un dibujo para vectorizarlo en CorelDRAW, tiempos simples y entretenidos.

Y en todo lo anterior, aprendí probando, no había internet, y cuando hubo, no existía YouTube para buscar un tutorial que explicara cómo hacer algo, un puñado de manuales y mucha paciencia fueron el maestro para aprender echando a perder, y muchas veces se echó a perder.

Es por eso que cuando hoy en día alguien me pregunta cómo hacer algo, me es difícil no preguntarle si no lo ha buscado en línea antes, porque hoy existen cientos de vídeos en cientos de idiomas para hacer literalmente cualquier cosa, desde temas en informática, hasta cómo hacer un pastel. Gracias al internet he aprendido de fotografía, producción, marketing, estrategia digital, política, historia, arte, matemática, astronomía, ingeniería, química, etc. Literalmente todo lo que se pueda imaginar, está en el internet.

Fue también gracias a la computación que me vi obligado a aprender inglés, indispensable para consumir tanto contenido que existe principalmente en ese idioma, y es por ello que insisto en invitar a todos a aprender mínimo, el idioma inglés.

Una piedra en el camino

En 2016 luego de haber sido invitado a diferentes medios de comunicación locales a compartir una perspectiva técnica acerca de temas de coyuntura, empecé a ser blanco de ataques coordinados en redes sociales, como había sucedido con otras personas, con la diferencia que en mi caso, tenía el conocimiento técnico necesario para encontrar quiénes estaban detrás de estos ataques, pocos meses después expuse a la red de usuarios “anónimos” que pertenecían a SOMOSgt, los que luego pasaron a ser contratistas del estado en el Ministerio de Salud en la administración de Lucrecia Hernández Mack, sobrina de Helen Mack de la fundación Myrna Mack, y luego de ser contratistas, pasaron a formar parte del partido Movimiento Semilla.

Exponer esta red de personas que socavaron la gobernabilidad, el estado de derecho, el sistema republicano de pesos y contrapesos, etc. no fue tarea fácil, y requirió de muchísimo de mi tiempo y paciencia, dos recursos que cada día se me agotan más.

Fundamentar cada denuncia con vínculos a las fuentes, traducir de inglés a español y viceversa, producir contenido audiovisual, subtitularlo, empaquetarlo para que sea compatible en todo dispositivo, distribuirlo, etc. Toma tiempo y exige mucha paciencia, pero más importante, requiere conocer un poco de lo que se hace en cada paso, y todo lo he aprendido en el camino gracias al internet.

Existen tareas que considero sumamente aburridas, es más, todo el tema político por el que muchos me han laureado, lo considero profundamente molesto, es por ese malestar que me expreso, con el fin de que personas con toma de decisión puedan hacer algo, y por lo visto, pocos realmente tienen esa toma de decisión.

Para colmo de males, el tema político no es algo que requiera una mente privilegiada para entenderlo, cualquiera con tres dedos de frente puede entenderlo, si lo desea. Considero mucho más entretenido razonar cómo hacer un sistema de sincronización de datos entre dos plataformas incompatibles, cómo hacer una expresión regular para una tarea específica, cómo resolver un cálculo al que nadie se le ha ocurrido resolver, retos más de usar la cabeza y no de estar repitiendo lo mismo una y otra vez.

Y es en ese momento en el que viene alguien y me dice: “Rodrigo, por qué no se hace…” desde traducir algo, hablar de un tema, analizar otro tema, etc. a lo que yo les respondo: ¿Y por qué no lo hace usted?

Y si no puede, existen cientos de sitios en internet donde ofrecen el servicio que usted está buscando.