En un mundo ideal, las pandemias y las “pandemias” serían temas que los médicos, con profesionalismo, experiencia, un alto grado de ética, valores y fundamentándose en ciencia dura y fría, deberían de abordar y resolver, lamentablemente, quienes abordan estos temas de forma muy desastrosa, son políticos incompetentes, desde Tedros Adhanom, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) hasta es ilegítimo Alejandro Eduardo Giammattei Falla.
La verdadera letalidad del SARS-CoV-2
Hoy a 168 días del primer caso reportado en EEUU, sabemos que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de dicho país ofreció en mayo pasado una estimación real de la tasa de mortalidad general del COVID-19 producido por el SARS-CoV-2. En el escenario mas probable, el número es 0.26%, sin embargo, las autoridades estiman una tasa de mortalidad del 0.4% entre los sintomáticos, mientras proyectan una tasa del 35% en casos asintomáticos de las personas infectadas, lo que reduce la tasa de mortalidad general por infección (IFR) a solo 0.26%, casi exactamente lo mismo que mostraron los estudios de anticuerpos de Stanford hace dos meses:
Al inicio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hablaba de una tasa de mortalidad del 3.4%, mientras que acá gracias a la CDC vemos 0.26%, además, en última instancia, podríamos encontrar que la IFR es aún menor ya que numerosos estudios y recuentos de poblaciones confinadas han demostrado un porcentaje mucho mayor de casos asintomáticos, con sólo ajustar a una tasa asintomática del 50%, la tasa de mortalidad se reduciría al 0.2%, exactamente la tasa proyectada por el Dr. John Ionnidis de la Universidad de Stanford.
Con datos de España, un país que fue fuertemente azotado por la pandemia según los medios, comparando la probabilidad de muerte en grupos de diferentes edades, tanto con como sin COVID-19, el impacto del COVID-19 es casi nulo desde una perspectiva estadística, obviamente, en personas de bajo riesgo:
La CDC estima que la tasa de mortalidad del COVID-19 para menores de 50 años es de 1 en 5,000 para personas con síntomas, lo que sería 1 en 6,725 en general, pero nuevamente, casi todos los que mueren tienen comorbilidades específicas o condiciones subyacentes.
Tasa de mortalidad en perspectiva
Ahora bien, teniendo esos datos y extrapolándolos a Guatemala, con una población de aproximadamente 17 millones de habitantes donde la media de vida no pasa de los 72 años de edad, tendríamos aproximadamente 2,527 de muertes por COVID-19, y si bien toda muerte es lamentable, son poco más de la mitad de las 4,645 muertes asociadas a hechos criminales que fueron analizados en necropsias por el INACIF sólo en 2019.
Si tomamos en cuenta el resto de muertes por causas asociadas a accidentes de transito, enfermedad común, intoxicaciones y causas en estudio, con 6,704 necropsias, el COVID-19 no sería ni la tercera parte, y tomando en cuenta ambos temas, tanto muertes violentas como por otras causas, ¿Qué tan alarmantes son 2,527 muertes de COVID-19 vs las 11,349 muertes estudiadas por el INACIF el año pasado?
Por supuesto que esas 11,349 muertes son lamentables, sin embargo, ¿Cerramos el país entero por esas 11,349 muertes? ¿Dejamos sin empleo a miles de guatemaltecos por esas 11,349 muertes? ¿Instauramos un toque de queda general? Obviamente no, porque sería como hacerse una quimioterapia porque se cansó de cortarse el pelo.
Hace un año, a mediados del 2019, Prensa Libre publicaba que habían sido reportadas 2,330 de homicidios, poco más de esas potenciales 2,527 muertes por COVID-19, ¿Acabamos con los ingresos de todos los guatemaltecos por esos lamentables homicidios?
Y eso que sólo estamos comparando muertes, pocos médicos son valientes de hablar acerca de las consecuencias de la cuarentena indefinida a personas sanas, cosas terribles como violación a menores, violencia intrafamiliar, abuso de alcohol y drogas, depresión y suicidio. ¿Es justificable causar todo este daño viendo el impacto del virus en perspectiva a otras causas de muerte en el país? Porque como dijo el científico Nobel en química 2013 Michael Levitt.
Tratamientos existentes y la realidad social de Guatemala
Actualmente existen diferentes propuestas para tratar la enfermedad del COVID-19 producida por el SARS-CoV-2, por un lado tenemos la propuesta de la Doctora María Eugenia Barrientos de El Salvador quien con cientos de pacientes recuperados como testamento de su éxito, propone a médicos realizar un tratamiento sintomatológico, resolviendo cada complicación según aparezca, aplicando terapias adecuadas a cada síntoma y conociendo el cuadro del paciente; haciendo énfasis en utilizar antigripales e ibuprofeno (o antiinflamatorios no esteroideos similares) al mostrar los primeros síntomas y así evitar complicaciones. Por otro lado, existen médicos que han propuesto tratamientos profilácticos o preventivos con fármacos como Dióxido de Cloro, la Hidroxicloroquina o Cloroquina y la Ivermectina, lamentablemente aún no he contado con el tiempo suficiente para analizar a profundidad estas propuestas.
Ahora bien, observando el éxito de la propuesta de la Dra. Barrientos, encuentro sorprendente que no sea tomada como una opción por el Gobierno de Guatemala, para más en El Salvador hasta el presidente lo toma en cuenta, y sorprende más que supuestos profesionales de la salud distorsionen por completo esta propuesta presentándola falsamente como una “cura milagrosa” o un tema “anecdótico”. NO, no es cura y menos milagrosa, es un tratamiento para evitar complicaciones y permitir que el sistema inmunológico pueda batallar con el virus, como los humanos hemos hecho desde nuestra existencia en este planeta.
La razón por la cual considero este tratamiento como uno funcional y práctico yace en un necesario análisis de nuestra realidad social; Guatemala ha tenido hospitales en pésimo estado por décadas, no digamos en la nefasta administración de Lucrecia María Hernández Mack. Esperar que los hospitales públicos resuelvan esta situación es pedir mucho, más cuando tomamos en cuenta la corrupción que se genera al dar rienda suelta todo contrato estatal en un Estado de Calamidad Pública, lo más sensato es difundir la información de un tratamiento accesible a todo médico en el territorio para que este pueda tratar en cada región a sus pacientes desde su casa utilizando medicamentos disponibles en toda farmacia de barrio, mientras que sólo aquellos que tengan necesidad de cuidados intensivos en un hospital, puedan acceder a estos servicios, lamentablemente, aquí todo se hizo al revés, teniendo a pacientes asintomáticos por más de 58 días en hospitales provisionales sin siquiera darle los resultados de sus pruebas.
La poco fiable Organización Mundial de la Salud
Hoy a 168 días del primer caso reportado en EEUU, sabemos que la OMS poco o nada sabe de planificación en temas de pandemias, un día dice que no hay que usar mascarillas, al otro dice que sí pero sólo los enfermos; un día dice que no se contagia entre humanos, luego que sí, y luego otra vez que no para retractarse al día siguiente; si buscan congruencia, no la encontrarán en la OMS.
Por otro lado, su director, Tedros Adhanom, una persona con una nefasta trayectoria en grupos de extrema izquierda, ha sido fuertemente criticado por manejar más una agenda política y económica que una de salud, principal razón por la que EEUU retiró su financiamiento a la organización, quedando la Fundación Bill & Melinda Gates como la principal financista de este cuerpo global.
Ahondar en todos los errores y timonazos de la OMS sería repetirme, ya he escrito de ellos y sus secuaces con anterioridad, por lo que mejor los invito a leer este artículo:
La justificación de las medidas en el marco legal
En Guatemala el ilegítimo presidente Alejandro Eduardo Giammattei Falla en Consejo de Ministros emitió el Decreto Gubernativo Número 5-2020 donde basándose en la Constitución Política de la República de Guatemala que contempla el Estado de Calamidad Pública en la Ley de Orden Público.
Analizando lo expuesto el Artículo 1 del DC 5-2020; a estas alturas del partido es indiscutible que la OMS poco o nada sabe de planificación, fue tan opaco su manejo de esta pandemia que EEUU cesó su financiamiento, por lo que habiendo pasado más de 168 días del primer caso reportado en EEUU, su pronunciamiento no debería tener la relevancia que tuvo en su momento.
Por otro lado, el famoso “Plan para la Prevención, Contención y Respuesta a casos de coronavirus (COVID-19) en Guatemala del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social” es sencillamente un chiste muy malo, considerando las supuestas cifras reportadas por las autoridades, cifras en las que nadie cree, y tomando en cuenta que este fue publicado hasta el 19 de marzo, 14 días después del DC 5-2020, poco creíble que se considerada en el decreto, más, observando el creciente número de casos, todo lo actuado ha sido un fracaso. Con todo lo anterior, NO veo validez en el Artículo 1 del decreto 5-2020.
El Artículo 2 del DC 5-2020 justifica el Estado de Calamidad Pública como objeto de evitar consecuencias mayores, las que ya hemos sufrido; confunde el virus SARS-CoV-2 con la enfermedad COVID-19 producida por el virus; y termina justificándose diciendo que es necesario por no tener hasta el momento, un tratamiento acorde para contrarrestar el virus. Veamos, no existe ningún fármaco o tratamiento que contrarreste un virus, es nuestro sistema inmunológico y sólo este el que es capaz de neutralizarlo y contrarrestarlo, la gripe común y la influenza de temporada, NO se curan con antigripales, estos sólo evitan complicaciones a causa de los síntomas de la enfermedad, lo mismo que propone la Dra. Barrientos, un tratamiento sintomatológico.
Cabe preguntar, si el presidente en Consejo de Ministros declara en el Artículo 2 del Decreto Gubernativo 5-2020 que NO existe un tratamiento que contrarreste el virus, y en los siguientes decretos gubernativos que a la fecha mantienen las medidas, NO abordan el tema del tratamiento en lo absoluto. ¿Qué están haciendo con pacientes con COVID-19? ¿Qué tratamiento les están dando? ¿O no les están dando tratamiento alguno? Porque si les están dando un tratamiento, significa que ya existe uno, y de existir uno, ya NO hacen falta las medidas impuestas, según lo contempla el Artículo 138 de la Constitución Política de la República de Guatemala en su cuarto párrafo:
¿Pudieron leer la parte que dice “todo ciudadano tiene derecho de pedir su revisión“? Bueno, como ciudadano de Guatemala, exijo su revisión, puesto que considero, las medidas impuestas NO resuelven un tema de salud, al contrario, sólo lo agudizan.
Las consecuencias de medidas que NO atienden un problema de salud
Exclusividad: Veamos, en ninguno de los Decretos Gubernativos y Legislativos se establece el marco legal que otorgue al estado la exclusividad o monopolio del diagnóstico, pruebas y tratamiento de la enfermedad. ¿Por qué entonces el estado abusa con esta exclusividad? Lo único que ha generado es desconfianza, incertidumbre y zozobra.
Toque de queda: Con el Estado de Calamidad Pública se han instaurado toques de queda parcial que NO atienden ni resuelven un tema de salud, al contrario, agudizan la situación, causando conglomeraciones en establecimientos con artículos de primera necesidad, lo correcto hubiera sido abrir más los horarios y contar con más presencia de los cuerpos de seguridad en lugares que atendieran las 24hrs.
Estando al tanto de que en ningún momento se cerró totalmente el país, y sabiendo que a estas alturas del partido, cerrarlo sería darle el tiro de gracia tanto al tema de salud como al tema económico, no hace sentido mantener una cuarentena indefinida a personas sanas ni un toque de queda, más tomando en cuenta lo dicho por los doctores Dan Erickson y Artin Massihi de Accelerated en California: “Alto número de contagios, bajo número de muertes, como con la influenza”.
Mascarillas: Estando claros que las únicas mascarillas recomendadas por la CDC son las N95 siempre y cuando vengan con el debido entrenamiento y no se use la misma por más de 8hrs, estando claros que la misma OMS así como diferentes médicos con alta ética e impecable trayectoria han establecido que sólo las personas enfermas y con síntomas deben usarlas, habiendo escuchado las declaraciones del Doctor Wilfredo Ramón Stokes Baltazar quien ha advertido de un aumento de enfermedades respiratorias a causa del uso continuo por más de una semana de mascarillas de tela, es inminente recomendar su correcto uso sólo en personas enfermas y personas que atiendan a un paciente, no existe sustento científico para promover el uso de mascarillas que NO detienen gotículas, que NO previenen ni filtran el virus, y que en muchos casos, sólo causan más problemas respiratorios.
Placas pares: La medida para dejar circular únicamente a vehículos con placas pares e impares encajando con el día del mes, es sencillamente absurda y sin fundamento médico o científico, en vez de evitar las aglomeraciones, aumentó su necesidad en personas que necesitan trabajar les guste o no, puesto que es la única forma de llevar pan a sus hogares, estas personas comparten ahora un vehículo con más personas, esta medida agudizó el problema tanto de salud como el económico.
Adquisición de equipo médico: Considerando lo denunciado por “Artículo 35”, la denuncia que presume que la empresa Sipro, S. A. pasó de vender equipos electrónicos a convertirse en proveedor de insumos médicos al Ministerio de Salud y al IGSS, siendo uno de los propietarios Alan Manuel Mejía Romero, presuntamente amigo cercano de Alejandro Eduardo Giammattei Cáceres, hijo del (ilegítimo) presidente de la República. Es inminente que cese el Estado de Calamidad Pública para iniciar una urgente auditoría de todas las adquisiciones del estado.
Impacto social de la cuarentena: La cuarentena indefinida a personas sanas, una que al día de hoy no fundamentan con evidencia científica dura y fría, está causando violación de menores, violencia intrafamiliar, abuso de alcohol y drogas, depresión y suicidio, secuelas a largo plazo, por otro lado, además de la destrucción del tejido social, tenemos un abrumador incremento de la pobreza y pobreza extrema, si bien hay sectores que no han sido tan afectados en la capital, en el interior del país existen graves problemas que NO son resueltos por el gobierno, y NO deberían ser resueltos por un estado paternalista, ya que como suele suceder, sólo degeneraría en más corrupción. La vida y la economía van de la mano, no hay tales de “la vida primero”, porque sin trabajo digno, no hay ni comida, ni medicina, y por ende, no hay vida.
Peticiones que hago y que todos deberíamos hacer
- El cese inmediato a el Estado de Calamidad Pública tanto por parte del (ilegítmo) presidente, por el Consejo de Ministros y el Congreso de la República, como establece el cuarto párrafo del Artículo 138 de la Constitución Política de la República de Guatemala, yo, como todo ciudadano, tengo derecho a pedir su revisión, y observo que NO existe justificación para las medidas que NO han abordado un tema de salud en el Decreto Gubernativo 5-2020, y los siguientes Decretos Gubernativos, el 7-2020, 8-2020, 9-2020 y 12-2020.
- El cese inmediato del toque de queda que NO resuelve un tema de salud, sólo lo agudiza al generar aglomeraciones por la reducción de horarios.
- El cese inmediato de la ridícula medida de circulación de vehículos basándose en números de placas pares e impares, puesto que es una medida contraproducente que causa aglomeraciones innecesarias.
- El cese inmediato del uso obligatorio de mascarillas a personas sanas, puesto que es contraproducente al causar enfermedades respiratorias.
Contrapropuesta
- La debida divulgación en medios de comunicación de medidas de higiene que sí previenen el contagio de la enfermedad, fundamentándose con base científica.
- La debida divulgación de los teléfonos y localización de centros de salud que pueden atender física y remotamente a pacientes de COVID-19.
- Recomendar la cuarentena exclusivamente a personas con síntomas y/o prueba positiva de COVID-19, quienes NO necesiten de cuidados intensivos, tratándose desde su hogar, con ello descongestionando los hospitales públicos, dando espacio para aquellos que sí necesitan de cuidados intensivos.
- Recomendar el uso de mascarillas exclusivamente a médicos, pacientes y personas que tratan con uno o más enfermos.
- Exponer públicamente el tratamiento dado a pacientes de COVID-19 tanto en el hogar como en hospitales públicos, puesto que ya ha transcurrido el tiempo necesario para que tengan un tratamiento en práctica.
- El debido entrenamiento a personal médico e instituciones públicas que traten con personas infectadas, en el correcto uso de mascarillas y pacientes, así como suplir tan pronto sea posible, todo hospital público con los insumos necesarios haciéndolo de forma transparente.
- Descentralizar por completo el diagnóstico, pruebas y tratamiento del COVID-19 para que así el sector privado pueda apoyar con esta tarea.
- La reapertura de comercios e instituciones públicas tomando en cuenta las medidas necesarias para evitar y/o reducir cualquier potencial contagio.
Todo es posible, con voluntad de resolver en vez de lucrar de la tragedia.
Dejo acá el vínculo a los Decretos Gubernativos y Decretos Legislativos incluyendo el listado de diputados que votaron a su favor, decretos que sin justificación científica mantienen medidas que NO abordan ni resuelven un tema de salud para que cualquier jurista con tres dedos de frente, los pueda analizar.
Nosotros, el pueblo de apie en Guatemala, estamos cansados, hambrientos y sobre todo molestos, por las malas acciones de este gobierno, necesitamos trabaja, para no morur de hambre y pedimos la apertura del transporte, la libertad de transitar libremente y por supuesto nuestra libre expresion del pensamiento, ademas que dejen de crear panico masivo para la poblacion, ya que de estamos mas proximos a morir d hambre y no de un virus, que este gobierno se someta a la constitucion y a la ley de Dios y al pueblo al que se deben.